Fue un día tan genial, hoy empecé mi mañana muy temprano, levantándome a las 5:30 am por primera ves para dirigirme a la plazoleta Serafín Filomeno, lugar en donde partiríamos con rumbo a la carretera Iquitos-Nauta y con la companía de los chicos de la facultad de ciencias forestales de la Especialidad de Ingenieria en Ecologia de Bosques Tropicales de la Universidad Nacional de la de la Amazonía Peruana. Con la guía del Ingeniero Ricardo Reategui Amasifuen en la cabeza del grupo, partimos a nuestra travesía.
Nuestra primera parada sería en el km 44, pero antes tuvimos que hacer un descargo en el km 6 en el caserío de Quistococha, lugar en donde el ingeniero conversaría con sus alumnos para explicarles los pasos a seguir durante el recorrido y el trabajo de investigación que realizarían toda la mañana.
Luego de haber escuchado todas las indicaciones respectivas nos dirigimos al primer punto de trabajo, al km 45; al bajar todos estábamos emocionados con lo que nos esperaba, nuestra primera impresión fue encontrarnos con un sembrío de palma aceitera , pero la cosa se fue poniendo más atrevida, al darnos con la sorpresa de que teníamos que entrar por un camino de suelo arcilloso. Todos contaban con sus respectivas botas, excepto yo, que como era de esperar igual entramos porque no me podía perder esta increíble experiencia. Los chicos caminaron al rededor de 225 metros, mientras tanto el ingeniero volvió a darles indicaciones para que realizaran un buen trabajo.
Muchos se embarraron, y las botas terminaron muy sucias, pero era parte del trabajo que estaban realizando, lo que me llamo la curiosidad es la forma de medir una distancia con tan solo usar la medida de nuestros pasos. Terminado el trabajo, volvimos al carro para seguir nuestra ruta hacia el km 61. Llegando al lugar el sol resplandecía totalmente dejandoce ver ante el maravilloso firmamento del cielo, esta ves el suelo era como un suelo pastoso, había muchas hierbas y plantas, en este caso habían sembríos de un árbol de madera muy conocido en la selva llamado caoba y otra especies de arboles, los chicos comenzaron a medir la distancia en la que fueron sembrados cada plantación, otro dato muy interesante era ver como las plantas que habían sido sembradas en el lugar fueron comidos por las plagas y ademas se pudo observar la mala calidad de suelo que tenia el lugar, que imposibilitaba la reproducción de otras plantitas.
Bajo la sombra de un árbol nos sentamos todos para descansar y compartir una gaseosa y aprovechar para tomar la foto grupal.
Ya luego de haber descansado un rato, caminamos hacia el frente de la carretera en donde hallaríamos otro tipo de suelo, esta ves el suelo era arenoso y rocoso con pendientes no muy altas y era un camino hacia el pueblo de San Joaquin de Omaguas que se encontraba como a dos horas desde la entrada de la carretera en el km 61. Los chicos caminaron como 550 metros de distancia y estaban nuevamente cansados, pero valió la pena porque aprendimos sobre la calidad del suelo y el relieve que tenía. Y un dato muy interesante que nos dio a conocer el ingeniero, fue que esa carretera demoro muchos años más en ser construida que los años que tardaron para construir la carretera Iquitos-Nauta.
Terminado todo el trabajo en ese lugar, volvimos al carro para dirigirnos al último punto de nuestro recorrido, ya todos estaban cansados y muy sudados porque el sol estaba tan fuerte como diciéndonos que es el astro rey dominante. En el carro todos iban durmiendo, pero cuando llegamos a nuestro destino final era para no perderse, bajamos en el km 84 y allí pudimos apreciar algunas zonas de terraza altas de colinas muy bajas, que se encontraban en todo el margen de la carretera con destino a Nauta. El ingeniero pidió subir para ver el bello panorama que se podía plasmar desde aquella colina, no fue nada fácil subir, ya todos estaban por desmayarse pero valía la pena llegar hasta allá. Cuando llegamos a lo alto de la colina encontramos diversidad de especies frutales y maderables como: un sembrío de piñas, casho y arboles de marupa, era como estar en un pedacito del cielo, ver los enormes árboles queriendo tocar las nubes, y ver a lo bajo la carretera que pasaba por en medio de tan maravilloso lugar.
Después de ver tan hermoso paisaje, era triste dejar ese lugar y tener que volver, pero algo más nos estaba esperando, como no estábamos lejos de la ciudad de Nauta el ingeniero decidió darnos un gustito de ir hasta allá y poder almorzar y conocer así de rápido la ciudad. Para mí era la tercera ves que volvía a la ciudad de Nauta y en verdad estaba emocionado porque esta ves volvería con la persona que más amo. Fue muy lindo volver al sapi-sapi y almorzar bajo la sombra de una palmera al lado de mi osito. No podía haber sido de otra forma, en verdad era el mejor día de mi vida.
Pasé por muchos lugares, conocí diversos tipos de suelos y sobre todo aprendí mucho de las palabras del ingeniero Ricardo Reategui Amasifuen y la labor que cumplen los estudiantes de ecología en sus campo de estudio. Sin lugar a duda me encanto esta travesía por la carretera Iquitos-Nauta, agradezco a la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana, al ingeniero Ricardo Reategui Amasifuen y a los chicos de la facultad de forestales que me permitieron acompañarlos y estar en contacto con lo que hacen, aprendí muchas cosas que quedaran plasmados por siempre en mi vida.
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